
El Barrio es un artista vanguardista e innovador. Su voz tiene un eco profundo y distinto siendo un virtuoso de la garganta de la que conoce todos sus secretos. Está considerado un
poeta urbano del
siglo XXI por sus seguidores que llenan cada uno de sus conciertos. Sus composiciones tienen sabor andaluz y gaditano y nos hablan del
amor, del desamor , del barrio que lo vio nacer y de cosas cotidianas con las que te sentirás identificado.
El Barrio es, para quien lo quiera escuchar, un
apóstol del Nuevo Flamenco. Su buena nueva consiste en beber de lo antiguo y sonar moderno. Y el Barrio suena flamenco desde el primer día. El oyente entenderá a los elegidos de las artes que de tarde en tarde se vienen al mundo a compartir generosamente su sabiduría. Y es que estamos ante uno de los artistas más completos de la Andalucía del nuevo milenio. José Luis Figuereo no es solo un interprete de canciones, un compositor, un poeta o un cantautor a la vieja usanza. Puede destacar, y destaca, en cada una de esas facetas pero se hace más grande en el equilibrio con el que ha conseguido desarrollar todas ellas al unísono.
El Flamenco ha cambiado mucho. Las voces ya no saben a sangre cuando entonan. El cante del hambre, los señoríos, el café del cantante, la dictadura, la Andalucía explotada y la emigración ha entrado en el siglo XXI como una gran cultura con millones de discos vendidos, ropa de moda, estudios universitarios y el mundo entero preguntándose que haríamos después de
Camarón de la Isla.
En medio de este dilema emana El Barrio, José Luis Figuereo es pieza fundamental de una revolución emprendida por una generación de jóvenes que reivindican la tradición musical andaluza desde la libertad de creación y la ansiedad por aprender de otras culturas, es decir, desde la fusión la propuesta es vanguardismo y tradición. Como precedente de esta revolución esta la guitarra de Paco de Lucía. Como el de Algeciras, El Barrio también empezó como guitarra pero, como Camarón en las grandes ocasiones, no la soltó para cantar.
Como poeta, es una especie de “sabina” del flamenco. Aunque no cuenta historias concretas, es fácil verse reflejado en una de sus letras. Todo seguidor de El Barrio tiene una canción que parece que está escrita para él. Sus contenidos definen un flamenco más urbano y menos rural, describe conceptos frente a situaciones y priman los sentimientos, no el sentimentalismo. Su lenguaje es formal, lírico pero moderno, cargado de expresiones populares, juveniles y del caló cuando es necesario.
Como interprete, su voz tiene un eco profundo y distinto, memoria de las grandes figuras del cante. Sus tonos, remates y requiebros vocales son un prodigio de melodía y afinación que tienen tanta personalidad como los de la Perla, Cái y Camarón. El Barrio navega por su música con la técnica de un virtuoso de la garganta, de la que conoce todos los secretos. Como músico, sus composiciones tienen identidad andaluza-gaditana. Su música es del sur y ofrece las mejores influencias del flamenco y del cante andaluz. El Barrio es dueño de la herencia del compás de su barrio de Santa María. Maneja las claves, los tercios originales del cante, los domina en el espacio y en el tiempo, los sostiene a su antojo, los acorta a contratiempo y los pinta en el aire hasta hacer que los pies de audiencia se muevan solitos.
Su poesía recuerda a la
generación del 98, desde el
Alberti más surrealista, al
Federico Garcia Lorca más gitano, pasando por el
Miguel Hernández más apasionado. El amor es el eje y motor de su vida, el desamor como tortura y sentimiento trágico, la muerte, el destino, la música, la cultura y las tradiciones de su tierra son los temas centrales de las canciones de El Barrio. José Luis Figuereo siente admiración por los versos populares de las coplas y el romancero andaluz, y mientras busca nuevas formulas poéticas desde la principal de la metáfora, habla del amor como el mayor enamorado y del desamor como el hombre más herido de todos los tiempos. Poeta urbano del
siglo XXI para sus seguidores, José Luis Figuereo, Selu, El Barrio, que siempre sale a escena con un sombrero negro, ha sabido conectar con un publico joven al que le gusta el flamenco.